"Hay algo en lo macabro. Hay algo primario en él que nos atrae, que nos hace querer más. Una película de miedo nos da algo, nos hace sentir más adrenalina y... ¡Queremos más y más!
También hay algo en lo grotesco... Que despierta algo en ti, algo primario y voraz.
-Por eso no aparte la mirada- Dijo la chica.
-¿La mirada de qué?- Le pregunto el detective que se hacia llamar L mientras la miraba a los ojos, buscando alguna expresión y encontrando la nada.
-De como lo hacía, lo miré fijamente, porque lo malo, lo cruel, lo siniestro, lo macabro, lo grotesco de lo que estaba haciendo me obligaba a mirar.
-¿Está usted asegurando haberlo visto todo, señorita?
-Eso mismo hago.
-¿Y por qué no hizo nada para impedirlo entonces?
-Porque ni pude ni quise hacerlo."
-¿Fue eso lo que te dijo?- Preguntó un chico de unos 12 años al ya jubilado detective.
-Sí, eso mismo, jamás olvidaré las palabras de esa chica... Y sí, tal vez estuviese loca, pero explicó su locura de una forma tan hermosa que no puedo dejar que sus palabras se olviden. Y es que, es muy probable, estoy casi seguro, de que tenia razón, todo lo malo nos hace querer más.
-¿De que estas hablando, L?- Preguntó el chiquillo.
-Nada, olvídalo.- Dijo L, revolviendo suavemente el pelo del chico.
Más en lo que estaba pensando era en la grotesca escena del crimen, en como había encontrado a la chica... Sujetando la mano de su prometido contra su mejilla, estaba en silencio, no lloraba.
Lo más horrible de todo era que podía imaginarse porque la chica había perdido la razón; su prometido estaba descuartizado y su brazo estaba muy lejos de su torso.
Lo que L aun no comprendía, a pesar de su avanzada edad, experiencia y tiempo invertido en intentar entenderlo, era como pudo estar tan fría en el interrogatorio, como no había gritado de horror al verse envuelta en todo aquello.
-Sí, tal vez se volviera completamente loca ante el impacto de todo aquello.- Murmuro el ex-detective levantándose de donde había estado sentado todo ese rato.
Y suspirando se dirigió a visitar la tumba de la chica, que poco después de aquello se había suicidado.
La habían enterrado con su prometido y cada año, L, les llevaba un ramo de flores, porque ellos eran, su primer y ultimo caso sin resolver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario