Quiero saber quien soy. Solo tengo un nombre... Es lo único que sé de mi, sé que tengo un nombre y una edad. Pero no sé que soy... ¡No sé quien soy!
Busco cosas para encajar y las encuentro raras en mí. Me siento desnudo en mi propia piel, pero me siento seguro cuando te doy la mano, tú me ayudas a ser como soy realmente.
Y te lo agradezco.
Y quiero quedarme contigo, por haberme aceptado como soy en todo momento desde que me conociste.
Y es gracias a ti que quiero averiguar quien soy.
Moras solo en un castillo rodeado de espinos. No quieres a nadie cerca de ti, no dejas que se te acerquen, no permites que nadie te ame. Nos apartas a todos para vivir en soledad.
Solo quiero que me dejes pasar, quiero estar contigo, no quiero dejarte solo.
Quiero que sepas que puedes contar conmigo.
Por favor, déjame quedarme contigo.
No sé lo que pasará, nadie lo sabe, pero confío en ellos al igual que ellos confían en mi.
Una vez sales fuera nada es seguro.
Tal vez tu nombre sea olvidado para siempre, o al contrario recordado por siempre.
Pero yo ya he perdido a muchos, no quiero perder a más por errores ridículos.
Quiero vengar a todos a los que he prometido venganza.
Y lo haré.
No me importa que me cueste un brazo o una pierna.
Mientras pueda tenerme en pie haré lo imposible para que sus muertes no fuesen en vano.
Y recuperaré las alas de libertad que, un día, nos cortaron.
Cada día que pienso en ti, pierdo horas de mi poco tiempo de vida.
Eres una droga y no puedo vivir sin ti.
Siempre que estoy contigo consigo tanto arrepentimiento como placer.
Parece que me confundí y nunca he sido capaz de tomar la decisión correcta.
No soy capaz de dejarte ir, pero tampoco de dejar que te quedes siempre conmigo.
Todo un día pensando en ti; en tus labios, en tus manos recorriendo mi cuerpo... Y siento escalofríos.
Pues toda nuestra vida es una vana ilusión de tentaciones, como una mariposa en tu hombro a la que nunca podrás agarrar con firmeza.
Y así mi vida pasa y mi arrepentimiento no se marcha.
