Por un momento, tuve muchas ganas de vomitar, estabas empapado en tu propia sangre.
Y era culpa mía.
Me di cuenta entonces del corte en tu muñeca.
¿Cuándo te lo habías hecho? ¿Por qué sangraba tanto?
-Me... Me estoy mareando...
Fue lo que dijiste mientras te apoyabas en la mesa.
Dios, no podía dejar que te quedases inconsciente o no despertarías. ¡Joder!
Cogí unos trapos limpios, ¿Qué sabía yo de primeros auxilios? Nada, pero no era la primera vez que tenía que parar la hemorragia de alguien que se corta las venas.
Presione los trapos sobre la herida e hice un torniquete.
-Pon los brazos por encima del pecho, hasta que dejen de sangrar...-Dije.
-¡¿Para qué?! ¡Sin ti ya no quiero vivir! Pero tú te avergüenzas de mí...
...Eso me hizo daño.
-Yo no me avergüenzo de ti...-Susurré.
-Y... ¿Por qué nunca me das la mano o me besas cuando hay mas gente?
-Porque me da miedo.
Te me quedaste mirando.
-Porque me da mucho miedo.-Dije.
Y te abracé mientras llorabas.
ohhh...que bonitooo
ResponderEliminar