viernes, 30 de mayo de 2014

-Dolor.

El dolor, ardía, quemaba en mi piel. Era una sensación nauseabunda. No podía moverme.
¿Qué era eso? ¿Qué había pasado? ¿Por qué lo había hecho?
En un momento estabas allí, indefenso, pero al siguiente ya no estabas. ¿O era yo la que no estaba?
Me había puesto en medio.
Me lleve la mano a mi ojo derecho, dolía a horrores.
Cuando la aparté la mano y la miré, estaba cubierta de sangre.
No, no podía ser verdad.
Miré atrás y estabas allí, seguías allí tirado, inconsciente.
Escuche un tiro, una bala que debió de dar en el blanco.
Pero el blanco por suerte no era yo.
Y me dejé ir en un sueño profundo.
Aun que no sabía si despertaría.

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