Yo... No te mentiré... Lo intenté, sí, más de una vez lo intenté, pero no fui capaz, tenía miedo...
La primera vez...
La primera vez puse un cuchillo en mi garganta, pero mi primo lo vio y me lo arrancó de las manos.
La segunda vez, fue con una pistola, la de mi padre creo... Sí la de mi padre. Puse el cañón en mi boca y cuando iba a intentarlo mi padre apareció y me aparto la pistola de la boca. Cuando apreté el gatillo... Fue solo un disparo al aire.
La tercera...
Bueno, en realidad es mas que la tercera, esto ya lo había intentado mas veces, pero todas fueron en vano pues me pararon...
Pero esa... Sí esa tercera fue cuando lo conseguí. Puse un filo en mis muñecas y seguí las marcas y cicatrices y sí... Corté, pero esta vez de forma profunda.
Pero cuando estaba ya casi inconsciente apareciste tú y me salvaste...
Estabas llorando, pero aun así me cogiste y me curaste.
Me vendaste con fuerza y me lloraste, hasta que abrí los ojos. La sangre ya no brotaba.
Y cuando las heridas cicatrizaron y quedaron simples marcas, las besaste. Las besaste con tanto cariño que, ya no quise volver a intentarlo.
Pero yo... Yo lo intenté.
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